Profesionalidad y Pasión por nuestro trabajo
Personas que trabajamos en Atlaxis
María Núñez Díaz
Desde muy pequeña he vivido la lucha y dedicación constante de mis padres por sacar adelante y hacer lo imposible para proporcionar la mejor calidad de vida y autonomía a mi hermana con discapacidad psíquica y a mi abuela, afectada de hemiplejia. Sin duda, de esta situación me viene la inquietud por estar en contacto con la gente, poder ayudarla en todo lo que fuera posible e, incluso, llegar a pensar que, con mis manos y conocimientos, podría ayudar a que sus vidas fueran más llevaderas. Cuando llegó el momento de elegir carrera universitaria, no dudé, tenía que ser algo que me permitiera incluirlas en mi desarrollo profesional.
En 2010, comencé el Grado en Fisioterapia, en la Escuela de Enfermería y Fisioterapia de Salamanca. Durante el primer año, descubro que realmente es a lo que me quiero dedicar, no solo por la formación que recibo, sino porque resulta una herramienta para descubrir mis fortalezas y debilidades como persona y como profesional, además de ver claramente el camino a seguir en un futuro. Es en las primeras prácticas clínicas, cuando descubro una de las “realidades” de esta profesión: “la frustración”. Me di cuenta de que, por mucho que hubiese estudiado, no tenía respuestas para todos los problemas de mis pacientes. Este choque me incentivó más aún para involucrarme en cuantas actividades y prácticas se ofrecían en la universidad, además de participar como fisioterapeuta voluntaria en eventos deportivos, realizar prácticas voluntarias en la clínica Profesor Waksman de Madrid con Pedro Chueca y colaborar unos meses en el Servicio de Rehabilitación de Hidrocinesiterápia en las piscinas Municipales de Salamanca.
En 2014 finalicé los estudios, y sin tiempo que perder, comencé a buscar trabajo, con la suerte de encontrar una sustitución de verano. Empiezo a trabajar, confío en lo que hago, sigo adquiriendo experiencia, pero siento la necesidad de seguir formándome, lo que me lleva a realizar cursos de especialización como tratamiento integral del sistema facial, tratamiento conservador e invasivo de los puntos gatillo, vendaje neuromuscular y gimnasia abdominal hipopresiva.
En 2014, comencé a trabajar en APNABI (Asociación de padres de afectados de autismo y otras psicosis) como fisioterapeuta. Una labor muy diferente a la que había realizado hasta entonces. Los pacientes con los que trabajo, son un de una calidad humana indescriptible, a la vez que enternecedora, poseen de tan grata intención que te permiten trabajar de una manera totalmente libre, alegre y cómoda. La mayoría de los pacientes llegan con un gran empeño por realizar actividades. Además de la parte física, trabajamos también el entrenamiento de actividades de la vida diaria, para agilizar nuevas capacidades en la medida de sus posibilidades y a largo y a corto plazo mejorar su calidad de vida. Es reconfortante, ver cómo con tan poco, te regalan su afecto, de tal forma que deseas su bienestar por encima de todo.
El ambiente personal y profesional que se genera en Atlaxis es de una calidad inmejorable, lo que favorece en gran medida el trato con el paciente. Fue aquí, donde sentí la necesidad de ir más allá, de conocer el verdadero origen de las patologías de los pacientes, pudiendo aplicar así un tratamiento más específico después de una evaluación integral. Decidí entonces comenzar la formación en Osteopatía, con la que obtener una visión más global y completa del cuerpo, que me ayuda a establecer un diagnóstico específico y un tratamiento acorde a las necesidades del paciente.
La salud y la enfermedad son un terreno de juego en el que merece la pena enfangarse para servir a otros y crecer tú mismo. Amo mi profesión, por ello me entrego cada día con todo el empeño, el amor y la dedicación. Sé que todavía me queda un largo camino por recorrer, dedicar horas a algo supone renunciar a otras muchas cosas, pero esta renuncia es lo que da tanto valor a lo que haces.