Diferencia entre hernia y protrusión
Cerca del 80% de las personas que no presentan ningún tipo de sintomatología, muestran un disco con protrusión en una resonancia magnética (IRM) y aproximadamente, un 40% de los pacientes que acuden cada día a consulta con lumbalgia crónica o dolor irradiado al miembro inferior, presentan desgarros y protrusiones posteriores del disco a menudo invisibles en la IRM.
En este post hablaremos de la diferencia que hay entre una hernia y una protrusión, y en post sucesivos de su tratamiento y abordaje osteopático.
La columna vertebral está formada por vértebras
- 7 cervicales
- 12 torácicas
- 5 lumbares
- 5 sacras soldadas, formando el sacro
- Coxis
Entre las vértebras se encuentran los discos intervertebrales, formados principalmente, por una zona central llamada núcleo pulposo y una zona periférica llamada anillo fibroso.
El disco intervertebral, se une a la vertebra de arriba y de abajo a través de la placa cartilaginosa.
El disco, no tiene su propia fuente de nutrientes. Es a través de la vértebra superior e inferior, por las que recibe alimento, ya que no tiene sus propias arterias por donde alimentarse.
Otra particularidad del disco, es, que sus dos tercios internos no tienen inervación (responsable de la sensibilidad y producción del dolor), estando solamente inervado externamente por el nervio sinus de Luscka, lo cual es importante, en relación a la aparición de dolor.
En posición normal, el núcleo pulposo se encuentra centrado en el disco, sin embargo posiciones de flexión de tronco, (como por ejemplo estar sentado en una silla), hacen que el núcleo se desplace hacia atrás empujando las fibras posteriores del disco.
Si este empuje se realiza de manera repetida, constantemente, y mantenido en el tiempo, puede acabar por romper las capas más internas del anillo fibroso, produciendo lo que se conoce como PROTRUSIÓN. Por tanto, la protrusión discal es la ruptura de las fibras internas del anillo fibroso, que va a ocurrir en aquellos discos que previamente están debilitados. La causa principal de la degeneración discal, es que el anillo esté deshidratado, lo que hace que se fragilice.
Como hemos dicho anteriormente, la parte interna del disco, NO RECIBE INERVACIÓN NERVIOSA por lo tanto, NO TIENE LA CAPACIDAD DE PRODUCIR DOLOR. De esta manera, muchas protrusiones se mantienen asintomáticas, no obstante, puede aparecer dolor lumbar y en zona glútea. Este dolor, es debido a la reacción inflamatoria que genera el cuerpo para defenderse, haciendo que se abombe la parte más externa del disco, la cual SI ESTÁ INERVADA y por tanto SI TIENE LA CAPACIDAD DE PRODUCIR DOLOR.
Podríamos decir que la HERNIA DISCAL es la evolución de una protrusión, ya que en la hernia, se produce rotura de las fibras más externas del anillo, zona que sí tiene la capacidad de producir dolor debido a su inervación. Es importante destacar, que no todas las protrusiones acaban en hernias discales.
En la hernia, el núcleo sale del disco intervertebral y consecuentemente, puede comprimir estructuras nerviosas, pudiendo generar dolores irradiados al miembro superior o inferior (en función de su localización).
Como hemos dicho, el disco, y por tanto el núcleo pulposo, se alimentan gracias a la vertebra de arriba y de abajo. De esta manera, en una hernia discal, donde el núcleo ha salido del disco, la alimentación del núcleo se ve comprometida, al no estar cubierto por la vertebra de arriba y abajo, por lo que esta parte extruida del núcleo acabará secándose y por lo tanto, no debería doler.
Pero ¿por qué sigue doliendo tras el paso del tiempo? El dolor se debe a las respuestas inmunes que la hernia desencadena, ya que el núcleo pulposo, es una estructura que nunca ha estado fuera del disco, por lo tanto, al salir el núcleo pulposo fuera del disco, es reconocido por el sistema inmune como algo extraño, de tal manera que desencadena respuestas autoinmunes que lo atacan, y que posiblemente, puedan ser responsables de la reabsorción espontánea del disco con el paso del tiempo.
Estas patologías discales degenerativas, van a producir dolor de espalda en función de la zona en la que se haya producido la hernia. Además, podrán producir dolores irradiados a las piernas en caso de hernias lumbares, o a los brazos en caso de hernias cervicales.
El dolor se va a deber a la contractura refleja de la musculatura del nivel afectado, así como a la liberación de sustancias que provocan inflamación a nivel del disco, raíz nerviosa o tejidos blandos, inflamación que irrita la zona y producirá dolor.
Además, si el volumen de la protrusión o hernia es suficientemente grande, o si la inflamación es excesiva, se pueden comprimir raíces nerviosas, que además de dolor irradiado, pueden tener como resultado, alteraciones o pérdida de sensibilidad en la zona correspondiente a la lesión, así como pérdida de fuerza.
El diagnóstico de estas patologías, se realiza mediante una exhaustiva historia clínica y exploración física del paciente, teniendo como apoyo diagnóstico, pruebas de imagen como la resonancia magnética.
En próximos post, trataremos de explicar el motivo de la aparición de las protrusiones y hernias, los posibles factores desencadenantes que pueden facilitar su aparición, y también expondremos las posibilidades de tratamiento, adelantando que en un primer momento, el tratamiento de elección de una protrusión o de una hernia discal, siempre será conservador, dejando el tratamiento quirúrgico para aquellos casos en los que el tratamiento conservador no ha tenido éxito o cuando el paciente presenta importantes pérdidas de sensibilidad y de fuerza en la zona afecta.
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