Alergias primaverales 

Y cómo aliviar los síntomas a través de la mejora de nuestro sistema inmune

Llega la primavera y, a parte del buen tiempo, los días mal largos y las tardes de terracitas, también llegan las temidas e incómodas alergias primaverales. Al comenzar la floración de muchos árboles y plantas,  comienzan a picarnos los ojos y empezamos a toser y estornudar. Por esto, es importante entender qué son las alergias y qué puede ayudarnos a combatirlas. Es curioso cómo se ha disparado desde los últimos años el índice de población alérgica, ya no solo al polen, ácaros, etc.,..típicos de esta estación, sino también alergias a otros elementos que pueden parecer hasta irrisorios (plátano, piel del melocotón, al agua, al frío o calor, al sol y un largo etc.).

La solución más rápida sería encerrarse en casa y no salir a la calle, pero como eso no es posible ni deseable, debemos tomar medidas que ayuden a aliviar los síntomas que nos producen estas alergias primaverales. En la mayoría de las ocasiones se recurre exclusivamente a medicamentos que ofrecen una solución rápida para calmarlos, pero podemos hacer que, con la alimentación diaria, podáis aliviarlos aún más.

¿Por qué el sistema inmune de estas personas es más “histérico” o “despistado” y ataca contra sustancias que, en principio, no son nocivas para la salud?

Para entenderlo algo mejor, hay que saber que disponemos de dos posibles respuestas inmunes o tipos de sistema inmune:

  • Un sistema inmune innato, con el que nacemos, que es muy «atacador» y «pro-inflamatorio» . Tiene como armas generar fiebre alta (muchos «bichos» mueren cuando los recalientas; de ese mecanismo nos servimos para matar los bichos de los alimentos, cocinarlos al calor) y otro ejemplo es, generar mocos en todas las mucosas como mecanismo de defensa (así tapono la entrada de más posibles bichos y los empujo a fuera) y, a la vez, disponemos de soldados que van a comerse (fagocitar) todo lo ajeno y maligno que se vayan encontrando.
  • Un sistema inmune adquirido: éste se desarrolla más adelante, durante la infancia y se atrofia en la post pubertad. De lo que se encarga es de fabricar soldados que irán al campo de batalla, cogerán muestras de patógenos y los guardaran, generando así la «memoria».  La próxima vez que ataque el mismo enemigo, lo reconocerán y atacaran con mucha más precisión, no sacando toda la artillería pesada, sino solo aquellas «armas» que ya aprendieron que eran las adecuadas para neutralizar a esos atacantes.

Los linfocitos que son los que generan memoria y reactividad a estos patógenos aprendidos están en el timo, médula ósea, mucosas y sistema linfático.

Respecto a las mucosas, disponemos de:

  • mucosa que vive en la boca, amígdalas, faringe, pulmones etc. del sistema respiratorio,
  • mucosa del sistema intestinal (que es el más extenso y sofisticado, recordar que superficie de intestino delgado alcanza casi los 300 metros cuadrados de extensión, ojo que es casi un campo de futbol de primera división)
  • mucosa vaginal, anal del sistema genitourinario
  • piel, tejido epitelial

La interconexión entre estas mucosas y la vía linfa hace que lo que pasa en una pasa en otra!!. El ejemplo típico para entender esta conexión es de la mujer que se toma antibiótico y seguido se producen «hongos vaginales».

¿Por qué esta relación tan directa? ¿Es una respuesta aislada? ¿Síntomas sin conexión?

La explicación al ejemplo anterior es bien simple. Cuando un antibiótico nos barre la flora bacteriana intestinal por ingerirlo, hace que, al morir tanta bacteria, se descompense la población y proliferen los hongos. La persona sufre de ligero hinchazón en la tripa, peores heces y digestiones, gases… pero también presenta hongos en vagina y en la región de la boca-garganta que puede dar síntomas como carraspera, dificultad tragar, lengua blanca…

Las reacciones pueden ser aún mayores, mostrándose incluso en la piel (eczemas, picores, etc…)

Estos síntomas tienen todos el mismo origen: problemas en el sistema común de mucosas.

Ahora podemos entender la razón:

  1. Si soporto mucho estrés y/o mala alimentación, abuso de medicamentos etc.. y me cargo la flora del intestino, hago que las mucosas estén hiper reactivas, no funciones bien, y lleguen a reaccionar histéricas.
  2. Con una situación así, llega la primavera, me  expongo al polen y como la mucosa respiratoria alterada por otras razones, interpreta el polen como patógeno y da respuesta de ataque y ¡la memoriza!!

Al principio hablábamos del plátano, aunque puede ser cualquier otro alimento o sustancia que ingiramos. Esa reacción ocurre principalmente porque si tengo el intestino muy permeado y con mala flora, un día de repente un patógeno “ se cuela” a la vez que estaba digiriendo un pedazo de plátano y zas!! = ¡Ya tengo el ataque contra patógeno y contra plátano, ya que pasó al mismo tiempo por un sistema de defensa que estaba alterado y no supo diferenciarlo! Y ya me quedo con la alergia al plátano grabada, y ya soy oficialmente alérgico al plátano.

Y para colmo, cuantas más mucosas mal, más grado de alérgico seré.

De ahí que los alérgicos, no solo reaccionen ante una alergia sino que, además, pueden presentar a la vez otras alteraciones como dermatitis, rinitis, y un largo etc…

¿Dónde está entonces la solución real a tan incómodo problema?

Es cierto que si yo bajo la respuesta exagerada inflamatoria de las mucosas, cuyo actor principal es la histamina (sustancia del cuerpo que actúa como modulador de la respuesta inmune, responsable de la hipersensibilidad inmediata), es decir tomo un anti-histamínico, me encontraré puntualmente mejor. Pero no porque acabe con el problema, sino porque no dejo al sistema responder y así no tengo síntomas.

La solución real sería, abordar primero la mucosa “madre”, más grande que tenemos: el intestino, y así, cuando tengamos este sano, y por conexión inmediata con el resto, mejoramos todo el sistema común de mucosas. Esta mejora ayudará al resto de mucosas a no responder de forma exagerada e histérica a cualquier elemento que entre en nuestro organismo, sino que solo lo haga contra los patógenos.

Mientras dura el proceso de reparación intestinal, disponemos de antihistamínicos potentes naturales, que no dan los efectos secundarios de los fármacos (adormecimiento, somnolencia etc.. ) como pueden ser Petasites Hybridus, Bromelaina, Garcinia Mangostana, etc.